Salimos de Burdeos por la N89 hacia la Libourne, para llegar a nuestro destino de hoy: el bello Saint-Emilion, a unos 45 minutos de Burdeos. Después recorrimos varios de los famosos Châteaux de una de las mejores zonas vitivinícolas del mundo y finalmente fuimos a Bergerac.
Saint-Emilion es un pequeño pueblo francés en el departamento de la Gironda. Es conocido por su excelente vino, sus châteaux y su espectacular iglesia monolítica.
Hay muchas zonas para aparcar cerca del pueblo. Nosotros aparcamos y fuimos directamente a la oficina de turismo situada en la plaza del Campanario (Place du Clocher). Ahí nos dieron un plano del pueblo y compramos las entradas para visitar la iglesia monolítica, 8 € cada uno (horarios y precios de visita).
Como nuestra visita era a las 15:00, aprovechamos para visitar el pueblo. Primero fuimos a la Église Collegiale et son Cloître, situada en la parte trasera de la oficina de turismo. Lo que más nos gustó fue el Claustro.

Era una iglesia austera comparada con todas las que habíamos visto el día anterior en nuestra visita a Burdeos, y además estaba en obras de restauración.

Fuimos callejeando por las estrechas y empinadas calles, disfrutando de cada rincón del bonito pueblo.

Pasamos por la Porte de la Cadène que nos llevó hasta la plaza de la Église Monolithe.

Desde esta plaza dan comienzo las visitas a la Iglesia Monolítica. Es la plaza más concurrida del pueblo, con restaurantes con terrazas llenas a todas horas.
En este pueblo predomina el turismo enológico, muestra de ello es la gran cantidad de tiendas de vino que hay, en las que además te dan la posibilidad de hacer catas. También hay tiendas de artesanía y galerías de arte.
Después llegamos a la Torre del Rey (Tour du Roy).

La entrada cuesta 1,5 € (acceso de febrero a diciembre) con la que se puede subir a lo alto de la torre.

Desde lo más alto, se obtienen unas vistas privilegiadas de los monumentos del pueblo y sus alrededores.


Seguimos callejeando durante un buen rato, pasamos por el lavadero (Lavoirs) y empezamos a buscar un sitio para comer.

Subimos por la Rue Gaudet y encontramos una pequeña crepería, y no nos pudimos resistir y entramos 😉 Se llama Le Trouher Creperie Bretonne, y tiene una terraza desde la que puedes observar todo el pueblo mientras disfrutas de unas ricas galettes y unos ricos crepes dulces a unos precios muy asequibles.
Después de comer, fuimos a descansar un poco en el claustro de Cordeliers (Cloître des Cordeliers), un lugar precioso con unos jardines.



Ya eran casi las 15:00 así que fuimos a la plaza de la Église Monolithe, para comenzar nuestra visita, que era en castellano. La visita dura aproximadamente 1 hora en la que se visitan la Ermita, la Capilla de la Trinidad, las Catacumbas y la increíble Iglesia monolítica.
La iglesia monolítica es un edificio religioso subterráneo que fue excavado en el siglo XII con unas dimensiones gigantescas (38 metros de largo y 12 metros de alto). En lo alto, se encuentra el campanario de 68 m de alto. |
Impresionante la altura excavada en la piedra, y además se encuentra justo debajo del campanario. Es una de las iglesias más impresionantes que hemos visto nunca. Sin duda, merece la pena hacer la visita guiada y disfrutar de esta maravilla. Una pena que no se puedan hacer fotos en el interior.
Ya para finalizar nuestra visita a Saint-Émilion, vimos las grandes murallas (Grandes Murailles), una pared gigante es lo único que queda en pie; y las ruinas del Palacio Cardenal (Palais Cardinal), que nos dan una idea de lo majestuoso que fue este palacio.


Con el plano de los Châteaux que nos habían dado en la oficina de turismo, hicimos una pequeña selección de aquellos castillos arquitectónicamente reseñables. En la zona hay 114 castillos-bodegas, con lo que puedes estar varios días visitándolos. En la época que fuimos la mayoría estaban cerrados. En la mayoría de ellos, con cita previa, se puede concertar una visita y una cata, experiencia recomendable en esta zona.

Cogimos el coche y fuimos a ver varios Châteaux, entre los que más nos gustaron están:
- Château Guillemot (cata gratuita)

- Château De Pressac (cata 8€/persona): un castillo realmente bonito

- Château Faugères (cata 8€/persona): una bodega muy moderna

Después de visitar los castillos, fuimos al pueblo de Bergerac, a una hora de Saint-Emilion. Se puede ir por la autopista A89, pero nosotros fuimos por la carretera nacional D936 y así ir pasando por muchos pueblos.
Bergerac, está en el departamento de Dordogne. Aparcamos cerca del centro y fuimos a visitar la Église de Notre-Dame, una iglesia muy bonita.

Después, estuvimos paseando por las calles de Bergerac y nos encontramos con la estatua del famoso Cyrano de Bergerac.

Paseamos por el paseo del ancho río la Dordoña, un sitio realmente tranquilo. Y seguimos callejeando, mientras disfrutamos de las típicas casas de Bergerac. Un pueblo pintoresco y encantador.

Después, cenamos una pizza en una plaza del centro y ya nos fuimos de vuelta al hotel de Burdeos.
Un día de pueblos muy bonitos, donde lo más espectacular ha sido la Iglesia Monolítica de Saint-Emilion. Realmente sorprendente.
Bueno, bueno. Qué maravilla. Es una pasada lo bonito que os está quedando
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